Fotografías de una familia

Cuando me preguntan por una sesión de fotos de familia, siempre mi primera sugerencia es hacer las sesión de fotos en exterior mejor que en estudio. Sobretodo si el número de niños es igual o sobrepasa al de padres… o si la edad de los pequeños hace que su capacidad de estar quietos en un mismo lugar y sin moverse es menor al tiempo que tardan en hacer aquello que le acabas de decir que no hicieran (¿habéis pensado alguna vez el poco éxito que tenía la fotografía infantil en los tiempos en que el fotógrafo se metía detrás de la sábana negra y pedía a sus modelos que no se moviesen durante un minuto?). También recomiendo la sesión infantil en exteriores si los niños son por naturaleza “curiosos o inquietos”, en definitiva, la recomiendo siempre. 

Ni que decir tiene lo mucho que puede aburrir un estudio a los peques si la sesión se alarga. Y si vas detrás de fotos llenas de vitalidad, no conseguirás que un niño o niña que no está acostumbrado al estudio consiga expresarse de la manera más natural. Si quieres que tus hijos sean como son en la vida real, dales precisamente eso, vida real. Y como plus, déjalos que corran y se desfoguen un rato, que tampoco viene mal para que a la hora de hacerles las fotos hayan bajado una o dos marchas. 

Laura me dijo hace meses que le reservara hueco para volver a hacerles una sesión de fotos de familia en el momento bajara a la playa, ahora que habían aumentado número de miembros. Lo cual no dudé un instante en priorizar sobre cualquier otra cosa, incluyendo la posibilidad de tomarme un par de mojitos en el chiringuito cubano de Rota mirando la puesta de Sol (ea, ya tenéis recomendación si bajáis por Cádiz). El sitio también lo tenía claro, aunque acabase la sesión empapando a niños y padres en la playa, empezaríamos por zona de pinares, donde la luz de la tarde se filtra de una manera única, y donde podía estar con ellos tranquilos. Aunque lo de estar tranquilos significara tener que estar pendiente de dos niños que se mueven con toda la entropía que las leyes de la termodinámica permiten. Teniendo que estar atento todo rato para conseguir ajustarme a ellos, dejándolos libres y a su vez, manejando como ya dije en otro post, la batuta de la sesión de fotos

Para mí trabajar con una familia es especial, porque me encanta poder captar toda esa sensibilidad y ternura que padres y madres muestran en las fotos, y esa expresividad totalmente genuina de los pequeños. Además porque saber que con esas fotos, que serán recuerdos para toda la vida, voy a formar parte de alguna manera de las memorias de esa familia.  Y en este caso con la familia que forman Laura, Alfonso, Juan y Francisco lo de especial es infinitamente mayor, porque los conozco desde siempre, porque me dieron tribuna y voz el día que se casaron, y por las otras mil razones e historias que nos entroncan hacia las mismas raíces. Y ver crecer a sus hijos, y que sean tan espectaculares delante de la cámara y que pueda estar yo detrás de esa cámara es la única justificación que necesito para dedicarme a lo que me dedico. 


Así que gracias chicos, a los cuatro, por hacérmelo recordar ¡Hasta la próximas fotos!



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